30.5.09
María se levantó a medianoche, y recorrió los oscuros y silenciosos pasillos de su casa hasta llegar al baño. Se miró en el espejo y empezó a peinarse un poco con las manos. Puso mala cara, y decidió que el jueves iría a la peluquería, porque ya se le empezaban a ver las raíces castañas. Se quitó con los dedos los restos de lápiz que le quedaban en los ojos; Adam decía que el verde que tenían le recordaba a Central Park y a todas las noches que habían escapado allí. María sonrió al pensar en él. Bajó la mano hasta llegar al cuello, a la marca que le había dejado el último beso de su novio. El último hasta dentro de un año, cuando él volviera a Nueva York. Él le había prometido que intentaría ir a verla unos días, pero ella sabía que no iba a ser así, que aunque quisiera no iba a poder, estaba demasiado lejos. Sabía que iba a tener que ir en verano a la playa sin él; la lluvia sólo la mojaría a ella en otoño, y la nieve en invierno; y vería sola nacer las flores en primavera. María iba a contar cada segundo que faltaba para el siguiente 29 de julio y lanzarse a los brazos de Adam en medio del aeropuerto. Se miró otra vez en el espejo y ladeó la cabeza, como si él estuviera a su lado. Le echaba de menos desde los dos primeros pasos que le habían alejado de ella, pero en ningún momento se le había ocurrido pedirle que se quedara; sabía todo lo que podía cambiar, pero tenía que correr el riesgo.
Esperaría ese año, por él tenía claro que lo haría.
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la espera es dura...a veces, nos sentimos tan solos, sin esa persona a la q queremos y tenemos tan lejos...
ResponderEliminarno s si podria soportarlo. *
Pues yo en este caso tampoco sé si sería capaz, la verdad, la distancia es muy dura,pero supongo que si lo que se siente es de verdad aguanta lo que sea, me encanta como lo has narrado, genial. Un besote.
ResponderEliminarLa distancia no la hacen los kilómetros sino las personas. Pero los besos aéreos a veces vienen con interferencias. Hay que tener cuidado de calibrarlo todo correctamente. Por si acaso, ya sabes.
ResponderEliminarGuardaría todas las caricias en una latita de metal, y se las daría con una media sonrisa cuando lo volviera a ver. Para que no se perdiera ninguna.
ResponderEliminarun miau de mandarina para ti, señorita :)
gracias por dedicarme unos minutillos de tu tiempo en leer mi blog! :)
ResponderEliminarhttp://www.flickr.com/photos/destrozando-tu-sauld/
http://www.fotolog.com/poperopapelero
por si te apetece ver algunas fotos :)
Guau, ojos color Central Park.. :)
ResponderEliminarGracias por tu comentario, tus fotos tambien son geniales,voy a pasarme por tu flickr ;)
La distancia sólo existe en el pensamiento y esperar es un gran error.
ResponderEliminarAurora lo sabe por experiencia, Bobbie intenta olvidar que tiene razón colocándose cada noche y yo, podría llamarme María y seguir esperando ese 29 de Julio.
Un beso:*
Me encanta tu blog, y esta entrada no se libra.
ResponderEliminarSaludos ^^
Ojala y siempre entregásemos, nuestra felicidad por tener el alma tranquila y realizar lo que se debe, a nuestro pesar de lo que no nos agrada, pero nos hace sonreír.^^
ResponderEliminarhola muy bueno tu blog me gusto mucho
ResponderEliminarme sigo psando
sigue asi =) adios
Oh! Tu blog también es percioso!
ResponderEliminarTe doy a seguir ;)
Una espera difícil...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, te sigo leyendo.
Un beso con sabor a piruleta.