25.6.09

Esa mañana, María se levantó con más ganas que nunca de abrazarle. Había soñado con él, como casi siempre, pero esa noche había sido tan real que, cuando se despertó, todavía creía que se iba a encontrar a Adam a su lado. Después de quedarse un rato más en la cama, deseando que su sueño fuera realidad, cogió el móvil para mirar la hora. Era tarde, así que seguramente ya estaría sola en casa. Se bajó de un salto y se dirigió a la cocina; no sabía por qué, pero desde que Adam se había ido, todas las mañanas le apetecía comer chocolate. María se quedó mirando por la ventana mientras partía varios trozos de una tableta. Hacía algo de calor, pero estaba nublado y entraba olor a lluvia. A ella le gustaba ese olor. Adam le había prometido que esa tarde la llamaría, eso la ponía de buen humor, oír su voz le hacía parecer que no estaba tan lejos como de verdad estaba. Aunque las llamadas eran caras, en esas tres semanas habían hablado más de lo que María había esperado. A ella le gustaba que su novio le contara cómo era Sidney, su casa y el coche que se iba a comprar. Le decía que a ella seguro que le gustaría y que, si ella estuviera allí, entonces sería todo perfecto. Pero odiaba el momento en el que se despedían, era como volver a estar en el aeropuerto, aunque sin poderle tocar, sólo pudiéndole decir un "te quiero" demasiado corto para lo que de verdad sentía.

6 comentarios:

  1. Me gusta el diario de Maria. Por lo que veo este blog lo tiene desde hace poco. Me gusta la forma de escribir que tienes. Espero mas textos tuyos :)
    Bego de Begoña?
    hahaha

    besos!

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  2. Qué bonito. Ojalá él vuelva, o ella le sorprenda fugándose a Sidney, para no separarse nunca nunca nunca más de él.
    Un beso MUYGRANDE :)

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  3. Nos solemos dar cuenta de lo que más necesitamos cuando lo tenemos lejos. Al menos nos damos cuenta...

    Un saludo.

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  4. A mi también me gusta el olor a lluvia, como a María.
    Me gusta su diario.

    Besos. ^^

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  5. María irá a Sidney con Adam, seguro! Se nota que se quieren y por mucha agua que se interponga, el amor nunca se ahoga.


    Lu no fue a Londres y Jay no volvió. Pero Lu se sienta a leer la carta cada día, y espera que llegue otro Mayo, ya que el pasado nunca llegó.
    Un beso!

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